En Julio de 2016 nació E1 para mí, si bien el ya tenía mas años que yo en la tierra, y en Abril de 2017 se convirtió en la casa que vivo hasta la actualidad.
Desde el principio fue un compañero de aventuras, una herramienta de aprendizaje y reconexión con quien soy y quien quiero ser. Hicimos tremendos viajes (legendario aquel al sur con el Choique y las 3 veces que llevó el Warro a FA), pero por sobre todo me dio hogar, en Buenos Aires y Uruguay. Sin embargo, desde que lo estacioné en el campo, como vehículo fue decayendo, sobre todo por el óxido, algunas reparaciones complicadas y su visa.
De cualquier manera, el principal desafío para mantenerlo para mi ha sido que me entusiasme con otros proyectos y por ahí subestimar su deterioro estando techado pero aun al aire libre, así que de rodante es hoy más una casa y nada más.
Me da un poco de lastima asumir esto porque entre 2016 y 2020 fue un montón de esfuerzo que hicimos con Ale para recuperarlo, pero bueno, creo que como toda experiencia de crecimiento en la vida, es aceptar la realidad.
Siempre voy a estar eternamente agradecido, si hogar y viajar son de las manifestaciones más hermosas de la vida, E1 me dio ambas.
Hasta siempre E1!